jueves, 18 de noviembre de 2010

TODO OCURRE POR UNA RAZÓN

Por: Jorge Eliecer Montoya Hernández
           I de Teología

Algunas veces las personas llegan a nuestras vidas y rápidamente nos damos cuenta de que esto pasa porque debe de ser así para servir un propósito, para enseñar una lección, para descubrir quienes somos en realidad, para enseñarnos lo que deseamos alcanzar.


Tú no sabes quienes son estas personas, pero cuando fijas tus ojos en ellos sabes y comprendes que ellos afectaran tu vida de una manera profunda. Algunas veces te pasan cosas que parecen horribles, dolorosas e injustas, pero en realidad entiendes que sin que superes estas cosas nunca hubieras realizado tu potencial, tu fuerza, o el poder de tu corazón. Todo pasa por una razón en la vida.  


Nada sucede por casualidad o por la suerte, enfermedades, heridas, el amor, momentos, perdidos de grandeza o de puras tonterías, todo ocurre para probar los limites de tu alma. Sin estas pequeñas pruebas la vida sería como una carretera recién pavimentada, suave y lisa, una carretera directa sin rumbo a ningún lugar, plana cómoda y segura, más empañada y sin razón.


La gente que conoces afecta o contribuye a tu vida, las caídas y los triunfos que tu experimentas crean la persona que eres. Aun se puede aprender de las malas experiencias. Es más, quizás son las más significativas en nuestras vidas. Si alguien te hiere, te traiciona o rompe tu corazón le das gracias porque te ha enseñado la importancia de perdonar que es lo que nuestro Maestro Jesús quiere y enseña, y también a tener más cuidado de a quien le abres tu corazón, y a quien confías tus cosas.


Si alguien te ama, ámalo tú también, no porque él te ama, sino porque te ha enseñado a amar y a abrir tu corazón y tus ojos a las cosas pequeñas de la vida. Has que cada día cuente; y aprecia cada momento además de aprender de todo lo que puedas aprender, porque quizás más adelante no tengas la oportunidad de aprender lo que tienes que aprender de este momento. Entabla una conversación con gente que no hayas dialogado nunca y actualmente escúchalos y presta atención.


Permítete enamorarte, liberarte y poner tu vista en un lugar bien alto, “la santidad”. Mantén tu cabeza en alto porque tienes todo el derecho a hacerlo. Repítete a ti mismo que eres un individuo magnifico y créelo, sino crees en ti mismo nadie más lo hará. Crea tu propia vida, encuéntrala y luego vívela....porque hay mucha gente y en especial Jesús que espera mucho de ti.



 
 
 
 









 
 
 
 





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