jueves, 18 de noviembre de 2010

“NUEVA TIERRA TEOLÓGICA”



Por: Johan Sebastián Agudelo Jaramillo

          Tercero de Teología


Y es que un universo sin el Evangelio,

se tornó en ciencia”



La ciencia de las misiones pretende sobre todo ser verdadera teología” (Joseph Glazik). Entonces ha surgido una nueva ciencia teológica en nuestros tiempos, tan latente a través de las épocas. Aquella que le da fin a nuestros estudios teológicos, aquella que es importante para ser cristianos universales, aquella que levanta los sueños de Dios y forma a los obreros del Reino, los que están en el vértice del corazón divino. Ésta es la Misionología; la que orienta la labor y la esencia de la Iglesia, su misión, de llevar a todo hombre hasta Cristo.




Cada día más pisamos los umbrales de un mundo lleno de nuevos retos, de grandes religiones milenarias y de espiritualidades profundas que caminan por el desierto de la tierra, buscando beber un oasis infinito, el corazón de Jesús. De ahí la necesidad de prepararnos como auténticos discípulos y misioneros de Cristo. En la considerable llanura del pensamiento cristiano, la Iglesia ha vislumbrado desde las fronteras de los siglos una nueva tierra teológica, a veinte centurias de encenderse la tea ardiente de la fe sobre el mundo.


Hemos arribado al siglo XXI, y todavía hay un profundo anhelo que no ha descansado, el Evangelio debe estallar, y estallar en el mundo entero, en especial sobre aquella inmensa faz que se oculta detrás de una luz, la luz que en las noches aciagas despide el Crucificado. La Misionología con sus presupuestos y sus métodos, buscan encargarse de tan loable deseo. Ciencia que está emergiendo poco a poco de manera sistemática con el apoyo de otras ciencias teológicas que beben de la doctrina perenne del Evangelio. En efecto, miremos lo que comprende la ciencia de la misión:



1. Doctrina o teoría de la misión: explica la esencia y la naturaleza, el origen y la meta, los presupuestos y las leyes, la legitimidad y el valor de la misión, así como su relación con los otros recintos de la vida.



2. Historia de la misión: describe los acontecimientos reales, cada uno de los sucesos y las diversas fases de la misión en el curso de los siglos, sus éxitos y fracasos.


3. Misiografía: descripción del estado actual de la misión, advirtiendo sus problemas y podrá indicar cuales son sus cometidos necesarios y sus caminos en el futuro.


4. Metodología misionera: consiste en enseñar como debe comportarse concretamente el misionero para conseguir los objetivos de la misión.



5. Derecho misional: la aplicación de los cánones generales y el conocimiento y estudio del derecho particular, ya que la actividad del misionero cuenta con unas determinadas normas y leyes.



Todo un copioso curso para enamorase cada vez más de esta ciencia, que es clave en los estudios teológicos de un buen cristiano. Ya que ante un mundo que no conoce a Cristo, ante un mundo que se descristianiza y se neopaganiza se hace necesario que llevemos nuestro intelecto y nuestro corazón al estudio de la Misionología, ¡ser expertos en misión! formarnos al calor de un buen impulso misionero y divisar dese la habitación del alma las naciones que participan de esta aventura de la Buena Nueva: África ¡cómo crece tu fe!; Europa ¡cómo menguas tu fe!; Asia ¡cómo prometes tu fe!; Oceanía ¡cómo despiertas tu fe!; América ¡cómo luchas por tu fe!


En definitiva: “…un universo sin el Evangelio, se ha tornado en ciencia”. Tenemos ánimos misioneros que recorren desde las venas, los tejidos y los nervios pasando por los buenos recuerdos, los más esmerados pensamientos, las más decididas ilusiones hasta llegar a la fe, la caridad y la esperanza que mueven nuestra existencia sobrenatural. El corazón susurra: Cristo no es idea, Cristo es salvación, y éste ha de llegar a todos ¡Dios bendiga la Misionología!, precisamente en esta hora presente, cuando en pleno siglo XXI despertamos el ardor misionero que también animó a los primeros evangelizadores en los albores de la Iglesia.


No hay comentarios:

Publicar un comentario