jueves, 18 de noviembre de 2010

NUESTRA EXPERIENCIA MISIONERA EN JERICÓ


Por: Comunidad Siervos de María y el corazón de Jesús

¡Heme aquí Señor para hacer Tu voluntad!” Siendo este el lema de nuestra Comunidad, Siervos de María del Corazón de Jesús, con la gracia del Espíritu y la osadía en el mismo hicimos nuestras las palabras de la Virgen María cuando nos enviaron a esta misión tomando su ejemplo de servicio y amor.

En la disponibilidad de ese “sí” el Señor nos está concediendo vivir muchas experiencias y a cada momento enriquece nuestro ser misionero. Lo más bello que sentimos es cómo la gente nos hace sentir cercanos, familia, aunque seamos extranjeros. Y la Iglesia, como Madre Universal, nos acogió como tal en las personas del Obispo, Sacerdotes y todos los que conocimos en la Diócesis de Jericó.

Iniciando nuestro apostolado conducidos por la Virgen María el primer paso fue aprender el idioma. Para ello participamos de las clases en el Seminario lo que nos resultó una ayuda fundamental no solamente en el aprendizaje de la lengua, sino que también en nuestra misión en general.

El rezo del Rosario es misión esencial de nuestra Comunidad y apenas empezando nos alegramos con la apertura de las casas y de los corazones en recibir a la Virgen María. En las veredas nos llama la atención la disponibilidad incluso de los campesinos que paran su labor para dedicar su tiempo a la oración y escucha de la Palabra de Dios.

Con los niños y jóvenes en las escuelas o en la calle encontramos una realidad distinta a la nuestra, un interés particular por las cosas de Dios y la posibilidad de hablar de Jesús de una forma clara y sencilla.

En cada rostro vemos la fuerza y expresión de la hermosa unión de lo cultural y lo religioso, donde en la búsqueda de ofrecer lo mejor a Dios se utiliza el arte, destacándose lo bello de trabajar en común.

Sin embargo, de forma muy especial, presenciamos al Cristo que sufre, pero se alegra con la vida y las pequeñas cosas que le son ofrecidas con amor. Eso es lo que vivimos en el asilo y aunque poco tengamos para darles, mucho más recibimos de ellos.

En todas las cosas vemos la mano de la Virgen María conduciéndonos y abriéndonos los caminos, permitiéndonos la búsqueda de la realización plena de la vivencia de nuestro carisma, es decir, de testimoniar el amor y la compasión del Corazón de Jesús.

a los más pobres y necesitados, a los que sufren las consecuencias del pecado y del desamor por medio del Inmaculado Corazón de la Virgen María, ya que es su intercesión lo que nos garantiza el encuentro con el Maestro.

En fin, aquí aprendemos a vivir el nuevo de Dios y con espíritu de gratitud pedimos oraciones para que nos sean dadas la sabiduría y fortaleza a fin de que como la Virgen Santísima sepamos ser fieles a los planes de Dios. 

Aprovechamos para agradecer el cariño de todos que con mucho amor nos acogieron y nos acogen en su país, en sus casas y en sus vidas. Pedimos que la Virgen María, Tesorera de las Gracias de Dios, derrame todas las gracias necesarias en sus vidas y sus familias.


Misa del cumpleaños de la Comunidad en el asilo Hogar de la Providencia – 13 años – 21.09.2010





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