Por: Luis Rodinger Jaramillo Cardona
III de Filosofía
Ya nuestra diócesis ha comenzado a dar pasos muy significativos y de vital importancia, para el impulso de la misión continental o misión permanente. Como es bien conocido esta misión pretende un reencantamiento para que todos los hombres y mujeres, se entreguen y acojan por completo a Cristo Salvador y Única Verdad. “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” 1Tim 2, 3-4
Nuestra gente y nosotros mismos tenemos sed de Dios, como lo decía la beata madre Laura; y debemos saciar esa sed. Esto implica pues un gran compromiso de todos y una responsabilidad demasiado grande, no sólo para los ministros ordenados sino para todos los bautizados, que debemos dar testimonio y mostrar por completo nuestra identidad de cristianos. Aquí podemos traer a colación el mensaje de SS Benedicto XVI, en la jornada de oración por las vocaciones de este año, “el testimonio suscita vocaciones.”
Este testimonio debe ser autentico, desinteresado, maduro y con el podremos llegar a muchas personas que se encuentran alejadas o sumidas en la indiferencia, esto no es ajeno en nuestras comunidades, conocemos de muchos sectores que están involucrados en esta lamentable realidad. ¿Pero verdaderamente que estamos haciendo para ir difundiendo la tarea misionera?
Nadie desconoce el proselitismo que muchas grupos realizan en nuestros pueblos, ellos precisamente llegan a lugares que se encuentran marginados y hasta a veces olvidados por nosotros mismos, eso es muy grave y debería ser reevaluado en la planeación pastoral de cada parroquia, no se trata de competir ni de caer en ese proselitismo dañino, se trata es que prestemos atención a esta situación, e intensifiquemos las visitas a estos lugares, que la gente sienta verdaderamente la presencia de la Iglesia que es: Una, Santa, Católica, Apostólica y también podemos decir en este inicio del tercer milenio que es Misionera.
Este es un trampolín para encender en todos la hoguerita misionera; que inicia con el testimonio, el amor a Dios a la Iglesia y al prójimo y así nuestros pueblos, barrios y veredas en Él tendrán vida, por que Jesucristo nos debe interpelar en el hoy de nuestra diócesis que se prepara para su centenario y obviamente bajo la protección de la Santísima Virgen María bajo la advocación de nuestra Señora de las Mercedes en su centenario de haber llegado a Jericó.
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